2012/02/13

Gurasoek irakurtzeko sarrera


El pasado mes de octubre se presentó el informeRecomendaciones finales en materia de política, metodología e investigación para elPrograma de Seguridad en Internet de la Comisión Europea, elaborado por Brian O’Neill, Sonia Livingstone y Sharon McLaughlin junto a  miembros de EU Kids Online y basado en informes previos llevados a cabo desde 2008 hasta la actualidad.
El proyecto EU Kids Online está diseñado para examinar las experiencias de los niños y de sus padres así como sus prácticas en relación con el uso, los riesgos y la seguridad online. El proyecto, que ha contado con equipos de investigación en cada uno de los 25 países participantes, está coordinado por la London School of Economics and Political Science (LSE).
Los resultados de este informe proceden de las encuestas dirigidas a niños y jóvenes de entre 9 y 16 años de 25 países europeos. En él se resumen las recomendaciones finales de EU Kids Online y consejos para los agentes implicados en la materia: gobierno, industria, padres, educadores, sociedad civil, asistentes sociales y los propios jóvenes.
Seguimiento:
Las 20 recomendaciones principales podrían resumirse en:
1. Los nuevos medios de acceso a Internet que utilizan niños y jóvenes hacen cada día más difícil la supervisión por parte de los adultos. Para concienciar de los riesgos existentes en la red, más que limitar su uso a los jóvenes, hay que hacerles asumir responsabilidades en el uso de Internet.
2. Los responsables en materia educativa deben favorecer el acceso de los jóvenes a Internet, evitando la existencia de una brecha digital.
3. Ante la cada vez más temprana edad de iniciación en el uso de Internet, es necesario un enfoque que se dirija a los usuarios más jóvenes, de Primaria e incluso  de Infantil.
4. Dado que la aparición constante de nuevos dispositivos permite a los jóvenes conectarse a Internet en cualquier momento y lugar, las medidas de seguridad en la red deben contemplar todos los modos de acceso.
5. Es necesario el apoyo de los centros educativos para eliminar las desigualdades existentes en alfabetización digital entre los diferentes países y, dentro de ellos, entre grupos de edad y género.
6. La creación de contenidos digitales para niños debe constituir una prioridad en política educativa, especialmente en comunidades lingüísticas minoritarias.
7. Dadas las diferencias en competencia digital en los distintos países, sería necesario contar con un marco común europeo que identificase de forma precisa las habilidades requeridas para la capacitación en materia de seguridad en la red.
8. Los proveedores de servicios de redes sociales necesitan garantizar la máxima protección de los datos de los usuarios menores de edad, con configuraciones de privacidad y de seguridad y mecanismos de notificación de incidencias más intuitivos. Es además conveniente considerar la revisión de la legislación europea concerniente a la privacidad de los datos de los usuarios más jóvenes.
9. En relación a los riesgos que conlleva el uso de la red, es importante tomar conciencia de que acceden a Internet usuarios cada vez más jóvenes y adolescentes.
10. Hay que mejorar la concienciación de los padres en cuanto al uso de internet, especialmente en los países donde dicha conciencia es menor, pero evitando el alarmismo y fomentando, en su lugar, el diálogo entre padres e hijos.
11. La respuesta a la exposición a contenidos de carácter sexual por parte de los jóvenes debe ser proporcionada. Son necesarias nuevas herramientas de seguridad, dado que los jóvenes no siempre acceden a Internet por medio de un ordenador y en presencia de sus padres.
12. El uso creciente de Internet conlleva un gran número de casos de acoso en la red que deben verse en conexión con el acoso fuera de ella. Los esfuerzos para incrementar el uso de Internet deben ir acompañados de iniciativas de prevención del acoso, sobre todo teniendo en cuenta que no todos los menores afectados ponen estos casos en conocimiento de adultos.
13. Los padres deben estar atentos a la posibilidad de que los menores establezcan contactos fuera de la red con usuarios a quienes han conocido por Internet, sin impedir que los jóvenes disfruten de la posibilidad de hacer contactos online.
14. Los responsables en materia educativa deben estar atentos a las nuevas amenazas a niños y jóvenes en la red, especialmente a las procedentes de personas del mismo grupo de edad.
15. Es preocupante constatar que cuando un menor es acosado o incomodado en la red acude antes a un amigo que a sus padres o profesores. Por este motivo se hace necesario incrementar el apoyo a los menores en este sentido, dirigiéndose especialmente a los grupos en desventaja, más vulnerables.
16. Una parte del esfuerzo para concienciar a los padres acerca de los riesgos que conlleva el uso de Internet debería orientarse al desarrollo de estrategias de mediación. Un control parental basado en la restricción en el uso de Internet resta a los jóvenes tanto oportunidades como el desarrollo de las habilidades que necesitan para el uso de la red.
17. Una mejora en el uso y transparencia del software relacionado con el filtro de contenidos  y el control parental, acompañada de  formación en esta materia, conllevaría un mayor uso por parte de los padres.
18. La orientación que difunden los profesores acerca de la seguridad en la red no llega a una importante minoría de alumnos. Los centros escolares deberían tener mayor peso a la hora de hacer llegar esta información a aquellos jóvenes “más difícilmente alcanzables”.
19. La gran mayoría de padres desearía recibir más información relativa a la seguridad en la red, por lo que la industria de proveedores de servicios de Internet debería tomar un papel más activo a la hora de promover la educación y la toma de conciencia en materia de seguridad en la red e incrementar su protagonismo como fuente de información para las familias. Por su gran alcance, los medios de comunicación tradicionales juegan también un papel esencial a la hora de promover una mayor conciencia de las oportunidades y de los peligros que supone la red.
20. Entre las recomendaciones generales estaría la necesidad de contar con estrategias que garanticen la seguridad en la red sin tener que apoyarse en la censura. Por otra parte, hay evidencias de que los filtros pueden jugar un papel importante en la mejora de la seguridad. Por último, en aquellos países con más de 15 años de escolaridad y con un mayor número de centros escolares utilizando ordenadores en el aula, es más probable que los alumnos alcancen una mayor competencia digital, por lo que la educación juega, claramente, un papel positivo en el apoyo a la alfabetización digital y, por lo tanto, debería ser respaldada en todos los países.

El informe recoge también recomendaciones específicas para cada uno de los grupos implicados:
1. Gobierno
Los gobiernos deben garantizar que la exclusión digital no conduzca a una exclusión social. En este sentido, debe hacerse un esfuerzo especial dirigido a los jóvenes en situación de desventaja. La alfabetización digital es especialmente importante en los países en los que los menores no tienen tantas oportunidades.
Son funciones del gobierno controlar que las normas empresariales sobre seguridad sean responsables, efectivas e igualitarias, así como proveer de recursos y conceder reconocimiento a los centros escolares para que puedan llevar a cabo labores de información y apoyo a los niños, a los jóvenes, y a sus familias.

2.    Industria
Es necesario mejorar las configuraciones de privacidad, los controles parentales, las herramientas de seguridad y los mecanismos de notificación, y adaptarlos al uso infantil. Deben asegurarse mecanismos de seguridad uniformes y fáciles de usar en los diferentes dispositivos y plataformas.
3.    Padres
Dado el aumento del acceso a Internet a través de dispositivos móviles, el control parental basado en poner el ordenador en una habitación familiar común es insuficiente; cobra por ello más importancia el diálogo con los hijos e incluso compartir con ellos actividades en la red.
Dentro de lo posible, los padres deben guiar a sus hijos para que, en caso de enfrentarse a un riesgo en la red sepan cómo manejarlo y eviten ser perjudicados. Sin perder la confianza en sus hijos, los padres deben estar preparados para reaccionar de una forma constructiva a excepcionales, pero posibles, experiencias perjudiciales. Debería animarse a los padres a hacer un uso más extenso de las herramientas de control parental, lo que requiere mejorar la facilidad de uso de las mismas.
4.    Educadores
Dada la posición privilegiada de los centros escolares para llegar a toda la población infantil y juvenil con tecnología y recursos actualizados, éstos deberían asumir la principal responsabilidad para favorecer la alfabetización digital y el conocimiento de la seguridad en la red, tanto de los alumnos como de sus padres. Estos esfuerzos deberían estar contemplados como una parte común en los planes de estudio, y las iniciativas en este sentido extenderse de la educación secundaria a la primaria y la infantil.
Animar a los alumnos a desempeñar actividades más variadas en la red, al tiempo que se les educa en materia de seguridad en la red, mejora su competencia digital y los beneficios del trabajo online, así como la resistencia a posibles riesgos; es especialmente importante que estos esfuerzos alcancen a los grupos más jóvenes y a los más desfavorecidos. Sería asimismo necesario mejorar la confianza existente entre los profesores y los niños, de manera que estos últimos acudan más a aquéllos en caso de que se encuentren en la red con algo problemático.

Concienciación creciente
Es esencial seguir escuchando a los niños para reconocer las amenazas cambiantes a las que se enfrentan, para poder tratar sus preocupaciones y para capacitarles para manejar ese tipo de situaciones. Cuanto más vulnerable es un niño, más expuesto está a los peligros de la red, por lo que una prioridad es llegar a esos niños a los que normalmente es más difícil hacerlo. Más importante que alarmarse es posibilitar que los niños puedan afrontar positivamente los riesgos de la red.
Sociedad civil
Se necesita desarrollar contenido online de calidad mucho más diverso, especialmente para los más pequeños y para las comunidades lingüísticas reducidas.
Más que evitar el riesgo de internet restringiendo su uso, hay que promover el uso de la red por parte de los niños, su derecho a comunicarse y su necesidad de afrontar riesgos. El objetivo debería ser maximizar los beneficios del uso de la red reduciendo el posible daño que ésta puede causar.
Hay que analizar de forma crítica la alarma social, la información de los medios, la responsabilidad de las empresas o las innovaciones tecnológicas para garantizar que ninguno de estos factores socave los intereses de los niños.
Protección a la infancia
Puesto que los peligros de la red se suman a otras fuentes de riesgo para la infancia, es necesario incluirlos en los procesos de evaluación. EU Kids Online evidencia que aquellos niños que son más vulnerables fuera de la red lo son también dentro de la misma; para algunos niños, los problemas de tipo psicológico o social pueden conducir a una extensión del peligro desde fuera de la red a la propia red, algo a tener en cuenta por los profesionales  que trabajan con menores,  por las autoridades, por los médicos, etc. y que requeriría formación especializada. Estos mismos profesionales deben estar alerta a posibles nuevas amenazas propias de la red que no pueden ser predichas a partir de los riesgos conocidos fuera de la mima.
Niños
Los niños habitualmente captan los códigos de cortesía que guían la interacción social fuera de la red, pero se les debe enseñar la importancia de tales códigos de conducta en la interacción online; a medida que Internet se integra cada día más en la vida cotidiana, adquiere más importancia formar ciudadanos digitales responsables.
Los niños pueden utilizar su creatividad e imaginación en la red de modos a menudo infravalorados por los adultos; por ello es necesaria una mayor valoración de sus actividades en Internet, como un método para fomentar usos de la red más complejos y mejorar la autoeficacia.
Contrariamente a la creencia general, los niños no desean pasar el mayor tiempo posible en Internet; lo que sucede es que no encuentran suficientes alternativas para su tiempo libre, por lo que se les debería facilitar más posibilidades en este terreno.

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